Esta cuarta sesión fue especialmente entretenida debido a que el
cambio de profesora en la mitad añadió dinamismo además de ayudar a mantener la
capacidad de atención en un período tan largo como son 4 horas seguidas. De
este modo, Ana se centró en hablarnos de la metodología CLIL/AICLE y de los
auxiliares de conversación. Esta metodología creó bastante controversia en el
grupo al haber una gran disparidad de opiniones en cuanto a hasta qué punto sus
resultados serían adecuados y satisfactorios. Desde mi punto de vista, esta
metodología es positiva en general, ya que todo aquello que nos ayude a exponer
la lengua extranjera al alumno ayudará a que esta se haga más familiar y que su
uso sea más fácil. Dicen que el roce hace el cariño y no creo que en este caso
sea diferente.
Sin embargo, sí veo un posible problema ante esta metodología y es el
siguiente: algunos de mis compañeros comentaron experiencias en las que el
grupo de sección ‘bilingüe’ contaba con todo el alumnado de ese curso. Creo que
esto no debería ser impuesto sino una opción que se ofreciese a las familias,
ya que si un alumno de por sí presenta problemas escolares en su lengua
materna, añadir una lengua extranjera a la ecuación podría empeorar la
situación. Una solución a esto y creo
que una de las opciones que podrían ser más productivas sería implantar la
metodología CLIL/AICLE desde el inicio de la escolarización. Es decir, si esta
metodología fuese implantada progresivamente desde preescolar, tal vez los
problemas de comprensión debidos a la lengua para muchos niños dejarían de
darse.
Por otra parte, los auxiliares de conversación también pueden suponer
un recurso humano muy interesante. Aquí Ana nos mencionó cómo es mejor que el
alumnado piense que el o la auxiliar no entienden nada de español, ya que de
este modo se esforzarán mucho más por intentar comunicarse en inglés. Creo que
en muchos casos los niños no ven una utilidad inmediata del inglés en sus
vidas. Es decir, todo el mundo continúa mencionándoles lo importante que es hoy
en día pero la verdad es que para ellos en ese momento tampoco se trata de algo
imprescindible. Por eso, creo que la presencia de un auxiliar puede ser muy
motivadora, ya que trae la realidad lingüística al aula además de que el
misterio que tiene conocer a una persona de otra cultura siempre implica
curiosidad.
Por su parte, Luz nos habló de las teorías, un tema que ya habíamos
tratado en asignaturas previas del máster con la novedad de que esta vez se
trataba de tutorías ¡en inglés! Al principio todos los mostramos un poco
sorprendidos ante esta propuesta pero poco a poco fuimos entendiendo sus
ventajas. De este modo, la tutoría nos proporciona un tiempo extra en el que
seguir practicando las habilidades lingüísticas a la vez que trabajamos
conceptos o problemas relacionados tanto con la vida individual de los alumnos
como asuntos de carácter global. Como un ejemplo de esto, Luz nos habló de
iniciativas de Save the Children o Fair Trade. Además, resaltó la
importancia de que el lenguaje debe ser flexible. Es decir, si los alumnos no
quieren expresarse en inglés porque no se sienten cómodos o porque piensan que
no serían capaces de transmitir completamente bien su preocupación o por
cualquier otro motivo, deben sentirse libres de usar su lengua materna, puesto que
no se trata de una clase de inglés.
Además, Luz también nos habló del PMAR (Programas de Mejora del
Aprendizaje y del Rendimiento). Los alumnos que pertenecen a este grupo
muestran dificultades de aprendizaje que conllevan a su vez normalmente
problemas de autoestima. Por eso, es importante trabajar en su visión de ellos
mismos. Además, estos estudiantes suelen fallar en aquellos aspectos que
requieren un trabajo constante por lo que es importante trabajar en el
establecimiento de unas rutinas. Además, es importante que las actividades
realizadas sean a corto plazo y que se pueda obtener una gratificación
inmediata, ya que esto aumentará su motivación. Por otra parte, estos alumnos
suelen ser muy competitivos por lo que añadir este componente a las actividades
suele ser también un éxito.
En resumen, esta sesión me pareció muy interesante porque, aunque
brevemente, nos permitió tratar unos temas tan importantes como lo son los
previamente mencionados. Esto es algo que creo sin duda será de mucha utilidad
en nuestra futura profesión docente ya que nos facilita unas pequeñas pistas de
las que partir en este tipo de situaciones.
Unha puntualización con repecto a PMAR: este alumnado non se destaca precisamente poa súa competitividade. Non compiten porque están afeitos a perder. O elemento de competición é para animalos, para engadirlle algo e interese, pero hai que ter coidado para que non sexan sempre os mesmos os que gañan ou sería un elemento desmotivador patra o resto.
ResponderEliminarOla Luz, gracias pola túa aclaración. Agora que o mencionas e me dou conta ten sentido.
EliminarMe alegra que te resultase provechosa la sesión. Estoy de acuerdo contigo, los alumnos de una sección bilingüe deberían estar en ella voluntariamente. Nosotros tendríamos que intentar convencerles de las ventajas para no tengan la sensación de que están "a la fuerza".
ResponderEliminarGracias por tu comentario Ana! Como experiencia personal yo estuve en dos secciones bilingües en dos institutos diferentes. En el primero (Tecnología, 4º ESO) tenía un gran éxito y sobre la mitad de alumnos querían optar por esa opción. El profesor tenía amplia experiencia en ese ámbito, una buena formación y a parte colaboraba continuamente con el Departamento de Inglés, de modo que en ocasiones hacían incluso proyectos comunes. Sin embargo, en el segundo caso y teniendo en cuenta mi buena experiencia previa me anoté (1º BAC, Educación Física) y no es que haya sido un desastre pero nada que ver. Mucho más desorganizado y de menor calidad. En este caso, la mayoría de alumnos no optaban por la sección bilingüe. Desde luego hay muchos factores a tener en cuenta para que estas secciones funcionen, pero la coordinación de los departamentos parece esencial según mis experiencias.
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